Don Arturo Illia, por Brandoni Don Arturo Illia, por Brandoni
Enviado especial
La Casa Rosada. El escudo Nacional. El despacho presidencial y la residencia de Olivos están en el escenario. La casa, los afectos, la política, el país y las añoranzas se desarrollan en ese ámbito recreado por la magia del teatro para dar vida a Arturo Humberto Illia en la obra que estrenó Luis Brandoni en Mar del Plata.
En el 2009, se opuso a representar a Don Arturo Illia en teatro. ¿Qué lo hizo cambiar de idea?
En aquel momento no acepté esa invitación porque, siempre, procuré tener muy claramente separado mi oficio de mi pertenencia partidaria y no por otra razón. Lo que me hizo cambiar de opinión fue, porque me parecía que era importante e interesante que estuviera en cartel en un año electoral como fue el 2011. Todos saben que soy radical y hacer la obra Don Arturo Illia no iba a resultar una contradicción con la conducta de toda mi vida.
Fui pensando que Illia está más allá, es un personaje histórico. El fue un grande de verdad. El 28 de junio de 1966, pocos días, horas, después de que derrocaran a Illia, apareció Mafalda con una frase maravillosa: Al único presidente capaz de demostrarnos que todo eso que nos enseñan en la escuela puede ser verdad. Mirá la lucidez, la rapidez y el coraje de Quino. Esa es la dimensión de Illia en la historia.
¿Qué busca con Don Arturo Illia?
En realidad, la obra no tiene un propósito electoralista, no es un planfleto partidario. Pero, no es menos cierto que el interés del autor (Eduardo Rovner), del director (Héctor Giovine) y mi propia participación en este espectáculo es para recordar a una figura extraordinaria de la política argentina. Illia fue no sólo un hombre honesto, convencido y fiel a sus condiciones sino también un hombre corajudo y con un fuertísimo carácter que le permitió sobrevivir a muchas cosas sin torcer su rumbo. Para la gente mayor, significa una gran emoción recordar esa época y, para la gente joven, que sabe poco de don Arturo, es una posibilidad de enterarse quién fue.
¿Cómo logró combinar la sencillez que caracterizó a Illia y la solidez de ese hombre de fuertes convicciones?
Tratando de recordarlo tal como era. Yo tuve la posibilidad de conocer al Dr. Illia. Recordé los momentos que compartí con él y hablé con mucha gente que lo conoció. Así me enteré, por ejemplo, que al contrario de lo que se creía era un hombre de fuerte carácter. Así fui armando una especie de rompecabezas. De las pequeñas cosas que nos valemos los actores, pude dibujar a un gran personaje.
Imagino que no debe resultar nada fácil narrar la vida de un presidente en pocas horas y lograr rigor histórico...
Ese es el arte del teatro. Logramos una gran panorámica sobre la vida de este hombre de quien dejamos una noción bastante clara sobre su vida y obra. El resto, y esto es lo maravilloso de lo que a veces pasa en el teatro, es que termina el espectáculo y la gente, después que se baja el telón, sigue hablando del espectáculo.
Muchos jóvenes se sienten motivados a profundizar un poco más en la vida de este hombre.
Dijo que el espectáculo no es proselitista...
Illia tuvo una vida honesta y que merece ser reconocida en un espectáculo que no es proselitista, sino una gran pieza teatral que interesa desde lo dramático, conmueve a los memoriosos y asombra al público más joven que se queda atónito con la obra.
¿Don Arturo Illia describe a un Presidente lejos de la imagen de tortuga que le imprimieran sus rivales?
Se habla mucho de esto en la obra; inclusive, en un momento, le toma el pelo. “Si quieren creer que soy un médico de Cruz del Eje que cura con té de peperina, que lo crean, no me importa”, dice. ése es un gran momento de la obra y es una descripción perfecta de don Arturo.
¿Qué hará en el 2012?
Además de continuar en Buenos Aires, después de abril, con Don Arturo Illia, protagonizaré una película de Daniel Burman y, en televisión, estaré en la segunda temporada de El hombre de tu vida, con Guillermo Francella y Mercedes Morán.
